Ciudad de México, 11 de abril de 2025 — La enfermedad de Parkinson, la segunda afección neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer, afecta actualmente a más de 10 millones de personas en el mundo y su prevalencia sigue en ascenso, advirtió Aurelio Campos Romo, profesor del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, con motivo del Día Mundial del Parkinson.
En conmemoración del natalicio del neurólogo británico James Parkinson —quien describió por primera vez la enfermedad en 1817 como “parálisis agitante”—, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada 100 adultos mayores de 60 años vive con esta condición, y que el número de pacientes alcanzará los 12 millones para 2030.
Campos Romo señaló que, pese a ser incurable y progresiva, la ciencia ha avanzado en la comprensión de sus causas. “Se están explorando formas genéticas del Parkinson y el papel de proteínas como la alfa-sinucleína, que se acumula anormalmente en el cerebro”, explicó. Además, se investigan factores como la neuroinflamación y alteraciones metabólicas, así como técnicas de neuroimagen para detectar el mal en etapas tempranas.
Avances científicos desde la UNAM
El académico detalló que su grupo de investigación, en conjunto con el Instituto de Fisiología Celular y el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, participó en un estudio pionero en el que se trasplantaron células dopaminérgicas en monos. Estas células fueron obtenidas a partir de células madre embrionarias y diferenciadas en laboratorio.
“El objetivo es reemplazar las neuronas que mueren, ya que aún no podemos evitar su degeneración”, explicó Campos Romo. Aunque los resultados preliminares fueron prometedores, aclaró que aún deben resolverse aspectos éticos y legales, ya que en México este tipo de terapias no están autorizadas.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas motores más visibles son los temblores, la rigidez y la bradicinesia (lentitud del movimiento), lo que compone la llamada “triada motora”. Sin embargo, Campos advirtió que en fases iniciales también pueden presentarse trastornos del sueño, pérdida del olfato, dolor y depresión, lo que complica su diagnóstico temprano.
La enfermedad no es exclusiva de personas mayores, aunque su incidencia crece con la edad: afecta a 40 de cada 100 mil personas entre los 50 y 60 años, y hasta a mil por cada 100 mil mayores de 70.
Tratamiento y limitaciones
Aunque no existe una cura definitiva, el tratamiento principal consiste en administrar levodopa, un precursor de la dopamina. Esta sustancia atraviesa la barrera entre sangre y cerebro, permitiendo a las neuronas restantes producir dopamina y mejorar los síntomas.
“Es un tratamiento con efectos espectaculares al inicio, pero con una ventana de eficacia de entre cinco y diez años. Después, al morir más neuronas, ya no hay dónde producir dopamina”, lamentó el especialista.
La comunidad científica sigue en la búsqueda de tratamientos que puedan detener la progresión de esta devastadora enfermedad y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.