Impacto del Cambio Climático en la Floricultura en Huejotzingo

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Huejotzingo, Puebla.– La región del Valle de Huejotzingo se ha consolidado como una de las principales zonas productoras de rosa de corte en el país, colocándose como un referente florícola en el estado de Puebla. Municipios como Chiautzingo, San Salvador El Verde y San Felipe Teotlalzingo lideran esta actividad, con especial protagonismo de la comunidad de San Juan Tetla, que concentra cerca de la mitad de la superficie cultivada en la región.

Aunque no existen datos estadísticos oficiales recientes, imágenes satelitales revelan que en los últimos 12 años la superficie de cultivo en invernaderos ha más que duplicado su extensión, particularmente en Chiautzingo y San Salvador El Verde. Sin embargo, este crecimiento cuantitativo no ha sido acompañado por un desarrollo tecnológico proporcional.

Las estructuras utilizadas por los floricultores se alejan del concepto técnico de invernadero. En su mayoría se trata de cubiertas plásticas sostenidas por estructuras simples que, si bien protegen contra factores climáticos como lluvia y viento, no permiten un control adecuado del microclima, lo cual impacta en la productividad y calidad del cultivo.

La tecnificación del riego también avanza lentamente. Predomina aún el riego por gravedad, aunque en la última década se ha observado una adopción gradual del sistema de aspersión tipo mariposa y, en menor medida, del goteo. San Juan Tetla ha sido la comunidad pionera en esta transición hacia una mayor eficiencia hídrica.

Otro factor limitante es el sistema de tutoreo, esencial para sostener los tallos florales durante la floración. La implementación deficiente de estas estructuras compromete la calidad de las flores y dificulta las labores culturales. Asimismo, gran parte de los productores carecen de instalaciones adecuadas para el manejo poscosecha, siendo especialmente crítica la falta de cámaras de refrigeración, fundamentales para prolongar la vida comercial del producto.

El rezago tecnológico obedece principalmente a dos causas: limitaciones económicas —pues muchos agricultores autofinancian su infraestructura— y desconocimiento técnico, lo que ha derivado en la réplica de sistemas de cultivo ineficientes.

Mercado volátil, pero con oportunidades

El mercado de rosas ha mostrado históricamente un comportamiento inestable, influenciado por factores estacionales, religiosos y sociales. Fechas clave como el 14 de febrero, el 10 de mayo, Día de Muertos y las fiestas guadalupanas generan picos de demanda.

Durante la década de 2000-2010, la sobreoferta en el centro del país —donde se concentra la producción— saturó los mercados locales, afectando la rentabilidad. No obstante, en años recientes han emergido comercializadoras con capacidad de distribución nacional, abriendo nuevos canales para los productores poblanos, especialmente hacia el centro y sur del país.

La pandemia por COVID-19 generó una crisis sin precedentes: el cierre de mercados y cancelación de eventos sociales colapsó la demanda. Aunque el Día de las Madres de 2020 trajo un respiro, muchos productores optaron por abandonar sus parcelas o cambiar de cultivo, principalmente en el Estado de México. Sin embargo, la recuperación postpandemia, impulsada por el reinicio de eventos sociales, permitió una rápida reactivación del sector.

En la actualidad, mercados como el de Villafrontera en Puebla capital, el mercado de flores del Iztaccíhuatl en Huejotzingo y la Central de Abasto de la Ciudad de México concentran la mayor parte de la comercialización. La rosa poblana goza de buen prestigio a nivel nacional por su tamaño de botón, aunque los intentos por exportar, si bien prometedores, se han visto frenados por obstáculos logísticos y económicos.

El cambio climático: un desafío creciente

El impacto del cambio climático representa una amenaza cada vez más latente para la floricultura en el Valle de Huejotzingo. El comportamiento climático ha dejado de ser predecible: lluvias tardías, temperaturas extremas y heladas tempranas han trastocado los ciclos de cultivo, reduciendo la calidad de las flores y generando pérdidas significativas.

Eventos como el fenómeno de La Niña han intensificado la irregularidad de las lluvias y elevado las temperaturas. Esto ha favorecido la proliferación de plagas como araña roja y trips, así como enfermedades como mildiu y botrytis, elevando los costos de producción y reduciendo la rentabilidad.

Las heladas prematuras registradas en octubre de 2024 dañaron los brotes destinados a la cosecha de diciembre, mientras que se prevé un invierno más crudo de lo habitual, lo que pone en riesgo la producción para el 14 de febrero, una de las fechas de mayor demanda en el mercado nacional.

El Valle de Huejotzingo tiene el potencial de consolidarse como un polo florícola nacional. Sin embargo, alcanzar esa meta requiere una transformación estructural: inversión en infraestructura adecuada, capacitación técnica, acceso a financiamiento y estrategias de adaptación al cambio climático.

Sin este enfoque integral, el crecimiento actual puede tornarse insostenible. La rosa de Huejotzingo no solo debe seguir floreciendo en cantidad, sino también en calidad y competitividad frente a los desafíos del siglo XXI.

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